Así como tengo recuerdos de jugar "a las comiditas" cuando era muy chica, y ya con 10 años pedirle a mi madre para cocinar "en serio".
Más o menos por esa época recuerdo haberle pedido un pedacito de jardín para hacer un huerto con una amiga. Plantamos zanahorias, lentejas y alguna cosa más.
Era divertido cuidarlo. Más divertido fue hacer la sopa que hicimos con nuestra cosecha (y alguna cosa más que le pedimos a mi madre, claro).
Esas fueron mis primeras andanzas.
Luego vinieron huertitos en cajones, y cuando compré mi casa, una de las primeras cosas que hice fue acondicionarle el poco pedacito de tierra que tenía y convertirlo en huerto.
Allí me daba la medianoche quitando yuyos y transplantando alguna cosa sumida en mis pensamientos.
Unos años más tarde me mudé y ahora tengo un huerto más grande, pero he disfrutado y aprovechado cada uno de los que tuve.
También disfruto mucho de incitar a amigas a que hagan uno, y por eso escribo esto; para contar lo bueno y divertido que es.
El huerto me ha dado:
Cantidad de verduras sin fertilizantes ni pesticidas, lo cual reduce mi consumo de estas sustancias y me hace feliz.
El placer de regalar alguna verdura casera a gente que aprecio.
Una excusa para salir afuera y estar al aire libre en vez de ponerme en tareas rutinarias.
Hacer ejercicio.
Compartir el momento de diseñar y trabajar el huerto. Una amiga que tiene hijos, ha convertido su huerto en un momento de encuentro familiar.
Y una larga lista.
Te animas? No necesitas hacer gran trabajo. No necesitas un gran jardín. Dos cajones de feria en un balcón, forrados con nylon y tierra adentro, y ya tienes para unos cuantos tomates, alguna lechuga y un poco de rúcula. Es mágico.
Aquí debajo comparto algunas fotos de lo que era mi huerto hace tres semanas. Luego compartiré fotos de lo que es hoy, de lo que ya he cosechado y de lo que cocino con lo que cosecho.
Espero te sirva de inspiración para una vida más al aire libre y una alimentación más sana y divertida.
Las rúculas, en su mejor expresión
Espárragos, listos para cortar
En esta hay de todo: Adelante, remolachas que sembré mientras crecían los almácigos de tomate, que luego transplantaría a ese espacio. Atrás a la derecha, acelgas, de las cuales le saco dos hojas a cada planta y preparo una comida entera. A la izquierda, algunos tomates que ya lograron su tamaño para ser trasplantados. En el cantero del medio lechugas en distinta fase de crecimiento, ciboulette y alguna otra semilla tirada por ahi.
En el cantero contra el muro espárragos ya abiertos (los que parecen plumeros) y a la izquierda plantines de brócoli recién trasplantados.
En esta otra, al fondo un laurel, del cual voy arrancando hojitas cuando cocino. Hacia aquí creciendo, un arbusto de una fruta china que no conozco el nombre. A su pie, lechuga y acelga. (En verano trato de plantarlas en este cantero porque tiene más sombra) Y más hacia aquí rúcula en otra etapa de crecimiento.
Bien en la esquina inferior de la foto, la pila de compost que uso para abonar la tierra, pero eso merece una entrada aparte. Queda prometida para más adelante.
Espero te animes a probarlo, aunque sea en un cajoncito. No tardará el momento en que quieras más!!
Si te ha ustado este artículo o crees que puede gustarle a alguien, compártelo en las redes con los botones abajo.
Para no perderte de nada, seguime acá:
Facebook: Caseroesmejor1
Twitter: @caseroesmejor1
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Pregunta lo que quieras aquí